UN DIOS SIN LIMITES
Dios es Dios grande y sublime. Nada lo detiene. Nada lo
limita. No lo puedes encerrar en una estructura religiosa, no se pliega a los
requerimientos humanos.
Sin embargo su grandeza ha sido tan sublime que él mismo
se ha puesto límites. Un límite es que no convive con el pecado.
Dios siempre nos sorprende y no le pide permiso a nadie
para hacer su voluntad y ejecutar su soberanía. No lo detiene el tiempo, ni el
espacio ni siquiera nuestras exigencias vanidosas. Sorpresivamente se acerca al
hombre para rescatarlo y cambiarlo. Dios espera que aprendamos de él sepamos
vivir en límites que él nos ha puesto mientras disfrutamos la relación directa
con él como Dios sin límites.
“La actitud de ustedes debe ser como
la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser
igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó
voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a
los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se
hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el
nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor,para gloria de Dios Padre”. Filipenses 2:6-11